Pamplona es una ciudad del norte de España, capital de la comunidad autónoma de Navarra, y conocida en todo el mundo por sus fiestas más insignes, las de San Fermín. Y es que hay pocos lugares en todo el planeta que hayan suscitado tanta fascinación por la celebración de unos festejos como Pamplona gracias sobre todo a los encierros que tienen lugar durante la semana de fiestas dedicada a San Fermín de Amiens, que es copatrón de la ciudad. Gentes llegadas desde todos los rincones del globo se dan cita en la ciudad durante esos días, cuadruplicando su población y llevándola por encima del millón de habitantes, en un jolgorio masivo donde los toros, la diversión, el buen comer y el buen beber y los actos litúrgicos parecen convivir en una imposible mezcla que desde fuera apenas se entiende, pero que desde dentro se disfruta como ninguna otra fiesta en el mundo.
Si bien la fiesta tiene ya una dilatada historia, su fama mundial es algo mucho más reciente, y algunos expertos la han vinculado precisamente a la difusión que obtuvo gracias al libro Fiesta, escrito por el insigne Ernst Hemingway, el autor americano que pasó varios meses recorriendo toda la geografía española, y elaborando varios libros con las maravillas que iba encontrando. Una de las que más le llamó la atención fue la fiesta de los Sanfermines, por esa combinación de la que hablábamos antes, donde lo sacro y lo venial se dan la mano. Durante las últimas décadas, la fama de esta fiesta no ha hecho más que crecer, atrayendo a cientos de miles de visitantes de todo el mundo, que quieren sentir la excitación de correr delante de los toros, aunque en la mayoría de casos no sea lo más aconsejable…
Qué son los Sanfermines
Se conoce como Sanfermines a la semana de fiesta que se celebra entre los días 6 t 14 de julio en la ciudad de Pamplona, en honor a su copatrón, San Fermín de Amiens. Es una fiesta de Interés Turístico Internacional desarrollada desde hace siglos, que comienza con el famoso chupinazo desde el ayuntamiento, el 6 de julio a las 12 de la mañana, dando comienzo a las celebraciones, tanto litúrgicas como no sacramentales. La imagen que se da de los Sanfermines hoy día se parece más a la de una fiesta multitudinaria con toros y encierros, pero hay mucho más que hace especial esta fiesta, distinta al resto, aunque es cierto que ha perdido buena parte de su origen sacramental.
Cuál es el origen de los Sanfermines
Hay que rebuscar en el pasado de Pamplona para encontrar que el verdadero origen de los Sanfermines está repartido en tres celebraciones diferentes. Por un lado tenemos la celebración de las liturgias en honor a San Fermín de Amiens, que se llevan a cabo desde la época de la Reconquista del territorio, ya que el santo es copatrón de la ciudad. De hecho, la fecha de realización de estos festejos la marca esa liturgia, que lleva a cabo desde el día 6 pero empieza realmente el día 7 de julio, designado como San Fermín en el calendario católico. Esta liturgia apenas ha ido cambiando desde hace siglos, ya que se mantiene como la semilla germinal de toda esta fiesta. Sin embargo, hoy por hoy no supone su parte más popular, ni mucho menos.
La celebración de ferias de comercio y ganado sería el segundo punto importante en el origen de los Sanfermines. Este tipo de eventos se realizaban por todas las tierras de nuestro país, pero tenían especial calado en algunas ciudades, como Pamplona. La celebración de esas ferias han dado lugar a eventos importantes que han llegado hoy día, como la Feria de Sevilla, por ejemplo, donde ya no hay mercadeo, pero sigue habiendo gastronomía, bebidas y buena compañía. Por último, el tema de los encierros procede de la llegada de los pastores con sus toros de lidia hasta la ciudad, momento en el que los llevaban por las calles hasta el recinto donde tuvieran que encerrarlos, de manera libre. Hoy por hoy los toros corren de la misma forma, pero se ha popularizado el ponerse delante de ellos para sentir esa adrenalina que muchos han tildado como adictiva.
Qué se celebra en los Sanfermines
Básicamente, la celebración de los Sanfermines como tal tiene como epicentro la liturgia a su copatrón, aunque la fiesta secular en la calla haya terminado por ganar enteros frente a la festividad sacra. De hecho, el primer día real de fiesta es el 7 de julio, coincidiendo con San Fermín. El resto de eventos se han ido adaptando alrededor de esa semana de festividad, desde los encierros hasta las propias ferias, barracas, conciertos, etc… Mucha gente pasa por Pamplona sin siquiera visitar la Catedral y saludar al patrón, pero eso no quita para que el epicentro de la fiesta siga siendo su liturgia.
El encierro
Es seguramente el punto más característico de estas fiestas, lo que les ha otorgado la popularidad tan brutal que tienen en todo el mundo. Los encierros se llevan a cabo desde la mañana del día 7 hasta la del día 14, durante una semana entera, por unas calles muy concretas del centro de la ciudad. Se trata de llevar a los toros hacia la propia plaza, en un recorrido que dura aproximadamente cuatro minutos. La manada suele estar compuesta por entre seis y ocho cabestros, peligrosos todos ellos ya que poseen cornamenta completa y un peso importante, así que no solo hay que cuidarse de los pitones, sino de no caer ante ellos.
El encierro se lleva a cabo entre varias calles valladas, y cualquiera puede ponerse a correr delante de los toros, aunque en los últimos años las fuerzas de seguridad están intentando apartar a cualquier persona que se vea afectada por el alcohol o las drogas, para evitar accidentes indeseados. El encierro termina en la plaza de toros, donde los cabestros son encerrados con la ayuda de los pastores, y luego son soltadas las vaquillas, menos poderosas y con los cuernos embolados, para que los propios corredores disfruten con ellas en el ruedo. El encierro es una característica propia de estas fiestas y ha sido popularizado en los últimos años hasta tal punto de que son muchos los extranjeros que vienen solo para correr ante los toros en Pamplona, amén de disfrutar del ambiente de la ciudad durante esos días de fiesta.